El Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá, popularmente conocido como el CETA ha entrado en vigor de manera provisional ya que, al ser un tratado europeo mixto (abarca competencias europeas y nacionales), todavía tiene que comenzar un nuevo viaje para ser aprobado por todos los parlamentos de los países de la Unión. Solo entonces entrará en vigor de forma definitiva y pasará a formar parte del ordenamiento jurídico europeo.
La medida central del CETA es la reducción de las aduanas, el 98% de ellas desaparecen con este tratado, la rebaja del coste de las exportaciones también se produce porque el CETA elimina la duplicidad de certificaciones para exportar.
A través de él se dibujan las líneas maestras de la próxima generación de comercio con Canadá, el tratado propone una eliminación de barreras arancelarias, regulatorias y administrativas que va a provocar, según datos de la UE, un aumento comercial del 22,9% es decir un incremento de 25.700 millones de euros y la creación de 14.000 puestos de trabajo.
Más allá de la eliminación de las aduanas, las empresas europeas se benefician de otras dos medidas. La primera es que, mutuamente, se han rebajado las barreras a la movilidad de los trabajadores, por lo que ahora es más fácil migrar regularmente por motivos laborales. Asimismo, una parte importante del articulado del CETA ha quedado dirigido al sector financiero y, en concreto, a las inversiones exteriores de ambas partes del acuerdo. Esto se hace, en primer lugar, con una liberalización de las inversiones, lo que se traduce en menos obstáculos y un trato igualitario.
Feliu N&I queda a su disposición para más información al respecto